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El año 2024 marca el centenario de una de las empresas más destacadas y emblemáticas de España: Telefónica. Nació el 19 de abril de 1924 con un capital inicial de un millón de pesetas, encargada de gestionar un servicio ya existente en la sociedad en aquel entonces.

El año 2024 ha sido, además, estratégicamente elegido para marcar la transición digital, despidiéndose del cobre en un mundo que ha evolucionado enormemente en los últimos 100 años. Se ha pasado de la comunicación por voz a la era de los datos, del cobre a la fibra, y ha cambiado la forma en que se brinda servicio a los clientes, junto con los avances tecnológicos.

Los distintos mensajes y campañas que ha trasladado la compañía en estos últimos tiempos dejan claro que una empresa no puede cumplir 100 años sin un propósito claro y sin reinventarse cuando es necesario. En este sentido, se pueden enunciar los dos pilares que han marcado el camino de Telefónica en su siglo de existencia: su vocación de servicio y su espíritu innovador.

La última gran transformación de sus servicios se refleja en la despedida del cobre y en años de despliegue de fibra, desarrollo de conectividad 4G y 5G. Esta transición ha sido evidente en los resultados financieros, pasando del 46% al 76% de ingresos en productos digitales desde 2015. La inversión en este período ha sido significativa, ascendiendo a 71.500 millones de euros.

Estos recursos han revolucionado nuevamente el mundo de las telecomunicaciones, preparando a la empresa y a sus empleados para la era de la inteligencia artificial. Telefónica tiene claro su propósito de hacer del mundo un lugar más humano conectando la vida de las personas.

El punto humano sobre el que trabaja la organización llega paragógicamente en un entorno en el que la inteligencia artificial, la computación, la Web3 y las redes de última generación traerán un cambio más profundo que cualquier tecnología anterior.

Mientras todo eso ocurre, el impacto de Telefónica seguirá siendo clave en la economía y la sociedad. Según los datos de 2023, ha contribuido con más de 49.000 millones de euros al PIB de los mercados en los que opera, pagando 7.580 millones de euros en impuestos y generando empleo para 1,3 millones de personas en todo el mundo.

Pero más allá de los números, Telefónica vislumbra un futuro que requiere un nuevo contrato social debido a la creciente soberanía transfronteriza de las plataformas tecnológicas. La empresa aboga por reglas justas entre todos los actores para evitar abusos.

Para Telefónica, más que la era de la tecnología, es la era de las personas. Por ello, enfatiza la importancia de disciplinas como la sociología, la filosofía y las ciencias sociales. La ética es fundamental, por lo que la compañía planea establecer una Comisión de Seguimiento Ético de la IA en su centenario, una medida sin precedentes.